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Los momentos cotidianos tejen grandes historias

Recuerdo a la abuela, las tías y a nuestra madre, tejiendo y bordando cada día en la sobremesa a la sombra del roble viejo. A ratos calladas escuchando el silencio y la naturaleza, a ratos hablando de la vida o ejerciendo de maestras.

Ellas hacían que las agujas y el ganchillo bailasen sin descanso al ritmo fresco del verano o al calor de la estufa en invierno.

Mis bolsas de ganchillo, mis jerséis de lana, el cajón de los secretos…

Recuerdo como mis hermanas y yo, todavía muy jóvenes,  tratábamos de escapar de la monotonía de esas sobremesas de pelusas e hilachas, de hilos y lanas multicolores…¿de verdad creíamos que nos estábamos escapando?

No, resultó que no.

Todos esos recuerdos vinieron conmigo a la Patagonia y pasaron de la anécdota a la rutina en las frías tardes de invierno y las frescas  primaveras. En ese tiempo, entretejiendo patucos, gorritos, bufandas y tantas otras prendas, viendo como mis dos primeros hijos crecían, sin darme cuenta,  una hogareña afición  se fue convirtiendo en este entrañable proyecto.

¡Gracias abuela! ¡te queremos madre! Seguimos aprendiendo y renovando, cada día, vuestro legado artesanal.

¡Bienvenidos al Telar de Emy! esperamos que os guste lo que vais a ver. Esta ilusión nace de los mejores y más cálidos recuerdos y se materializa en este sitio,  para que lo disfrutéis tanto como mis queridos colaboradores/as, y yo misma al confeccionarlo.

Os invito a participar  también con vuestros comentarios y sugerencias que ya esperamos con impaciencia.